Capitulo I
CAPITULO I
Ella no es quien tú crees
Qué
ironía que quien menos te conoce es quien más se toma la atribución de opinar
sobre ti, suele ocurrir en los poblados chicos, pero donde el infierno es
grande.
Mi historia
comenzó hace 22 años, una niña de piel blanca, ojos cafés y cabello lacio
color castaño claro, nació aquel 12 de Junio de 1995 en un pequeño municipio
llamado Concordia ubicado al sur del Estado de Sinaloa, una tarde calurosa pero
la felicidad abundaba porque mis padres conocerían a su segundo tesoro más
preciado.
¡Felicidades
a los papás, vengan a ver a esta güerita que ha nacido! Exclamaron los doctores
llenos de emoción. Eso me cuenta mamá con una bella sonrisa cada vez que estamos reunidos en la mesa
y los recuerdos salen a flote.
-Por
segunda ocasión me sentí la mujer más feliz de la Tierra-, dijo mi madre y seguro
así fue, pues aunque yo era apenas una bebé, ya sentía desde que estaba en
su vientre esa conexión de madre e hija, que por cierto es única en la vida. Puedo
decir que no existe amor más puro y lleno de sinceridad que el de una madre
hacia sus hijos.
-Tu
padre y yo damos todo por ustedes, son nuestro mayor tesoro en la vida-, me lo
dice mamá a cada rato. Y pues claro, la mesa con mi familia, el almuerzo recién
servido, la compañía de mis viejos y una buena plática, ¡que delicia de
momentos!, ni siquiera tendría porque estar buscando la felicidad en otra parte
cuando la tengo muy cerca de mí.
-Los
años pasan y yo sigo creciendo-, le digo a mamá en algunas de esas tardes de largas charlas acompañadas de un buen café. Con el tiempo he aprendido a conocerme, y a
reinventarme si es necesario. Hoy sigo construyendo mi historia en la maravillosa
aventura llamada “vida”, ajustando cada detalle, cambiando, mejorando y siendo
la mejor versión de mi misma.
Ya
no soy la niña que alguna vez fui, la vida me ha ayudado a crecer, me ha hecho
fuerte e inquebrantable, pero sigo necesitando de mis padres pues son mi
principal motor para salir adelante desde el primer día en que llegué a este
mundo, los lazos que me unen a ellos son totalmente fuertes e indestructibles.
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